Mara Bergallo

Este relato es el hermoso regalo que recibí de mi  compañera de taller Mara Bergallo, gran escritora y valiosa persona. Recorrimos juntas el amplio camino de las letras, casi por dos años.  Cuando leyó el texto la dedicatoria estaba al final, y fue entrañable para mí. Hoy no quería dejar de mencionar a Mara y a su exquisito decir. Compartirlo me resulta necesario. Gracias, Mara.

 

Paraíso de palabras

Para la que construye poesía a cada paso, regalándome el placer de leer sus textos y escucharlos de su propia voz.  Gran escritora, valiente y genuina: Marta Ritondale, mi valiosa compañera.

 

Un limbo o borde, la afamada zona de confort, halla su cimiento en fantasías infantiles de desaparición y refugio. Ese limbo seduce, succiona, atrapa y nos condiciona. Un gran útero, de intenso magnetismo, del que logran sustraerse solo unos pocos.

A lo largo de mi existencia, me he cruzado con algunos de estos sujetos y, como si lo llevaran escrito en la frente, rápidamente los identifico. Son seres especiales, llenos de pasión y sensibilidad, con quienes es un verdadero placer compartir una charla o un proceso creativo. A su lado, pasan los minutos y las horas sin el menor registro subjetivo. Cuando tengo la dicha de disfrutarlos, sigo prendida y perdida en los laberintos de un paraíso, bien lejos del limbo, perdida en el goce de almas ensambladas, a cielo abierto.

En nuestro taller, con la valiosa ayuda de nuestra guía, persona cultivada, inteligente y amorosa, sumamos momentos de juego y de felicidad, y en cada encuentro se abren caminos exploratorios. Y claro, cómo no voy a entender los reclamos, los llamados, la incitación a la escritura de mi compañera de juegos.

¡Vení, vamos, juguemos! Disfrutemos del paraíso de las palabras. Exorcicemos los dolores, destruyamos los miedos. Detrás de cada puerta, lo nuevo nos espera para iluminarnos y enseñarnos que el paraíso está allí. También el infierno y sus demonios. Pero ya nada importa, vamos juntas de la mano, trepemos esa montaña gigante de angustias y temores. ¡Dale! Hagamos que la cosa sea divertida. Deslicémonos por las laderas escarpadas con sarcasmo, ironía y oxímoros, por los valles con metáforas y personificaciones. Ensayemos la escalada con hipálages. Juntas es más fácil. ¿No ves que se puede? ¿No ves que vale la pena? ¿No ves que acá es más hermosa la vida?