- GARDENIA
- Es invisible
- la gardenia del tiempo
- con sus garras torciendo
- erosionando
- quebrándolo todo.
- Invisibles sus ecos
- visibles sus marcas
- en la superficie de
- la vida que no osa
- bajarse de su corola
- calesita invisible
- casita mutante
- flujo vacilante.
- No sólo
- en lo imperturbable
- está el infinito.
Coti Molina
La sábana roja – Marta Ritondale
LA SÁBANA ROJA
El viento levanta hojarascas,
el alma atesora recuerdos
Sábado por la mañana y el mate recién cebado. Un cielo aplastado de grises presagia tormenta. Admiro la belleza inesperada que depara cada instante, cada aliento. La vida que flaquea y revive en espacios intermitentes de gozos y de llantos.
Las palomas, tenaces, planean recogiendo las migas que alguna mano les arroja. El viento, cada vez más intenso, levanta en remolino las hojas que juegan carreras por la cuadra.
En la terraza de enfrente, una mujer con los brazos en aspas trata de recoger de la soga la ropa tendida que se le rebela. Una sábana roja se empecina en flamear, ¿bandera de victoria? Imagino que no solo se agita para ofrecerle pelea al viento: tal vez quiere sacudirse los restos de una noche, noche intensa que el color profundo de su entramado permite suponer.
En mi balcón, las plantas se mueven con la furiosa cadencia de las ráfagas. Las hojas más débiles sucumben sin remedio. Las macetas pequeñas tintinean buscando equilibrio. La enredadera se desviste a merced del aullido ronco que no perdona.
Y en la triada del amor, el tiempo y la muerte se aprecia eso, que simplemente llamamos vida.
Marta
Imagen Meta IA
Marta Viñes
Texto de la poeta española Marta Viñes en hermoso maridaje con la imagen generada por IA
Hay tropezones que son caídas.
Hola
Tanto tiempo sin decir. Pero me ha tocado comprobar que hay tropezones que son caídas. Eso fue lo que me sucedió el 19 de mayo de 2024. Y tardé un tiempo en levantarme, en todos los sentidos. Como suele suceder en la vida a veces las cucharadas son de azúcar y otras veces son de sal.
Primero la de azúcar: El 17 de mayo hice la presentación de mi libro «Los años y los vientos» en la Biblioteca de Pinamar Manuel Belgrano. En el mismo encuentro Patricia Abad Miranda presentó su libro «El grito inaudible». La conducción estuvo a cargo de Eli Martínez Shapasnikoff, directora de la biblio, escritora y amiga. El encuentro fue cálido y agradable. Patricia leyó mi trabajo y yo el de ella, en un espejo literario más que interesante dado las diferencias temáticas de los cuentos..
Y llegó la cucharada de sal el día 19 de mayo cuando retornaba a Buenos Aires, me accidenté y tuve una recuperación más larga de lo previsto. Di por cancelado el año creativo que hoy decidí retomar.
Marta
Flor de otoño Marta Ritondale
FLOR DE OTOÑO
Por el amor de una rosa, el jardinero es servidor de mil espinas.
Proverbio Turco
Bebía a sorbos el café y contemplaba el viejo serbal del jardín que, implacable, marcaba sin error el tiempo. En su fronda, quedaban todavía hojas rojas del fin del verano y un dorado intenso pintaba el resto anunciando el fin de un ciclo.
Había pasado más de una semana del encuentro, y desde entonces sentía el peso de mil años acunándose en los hombros.
No podía dejar de pensar en ese día. No podía dejar de pensar en el momento en que se acercaron. Su cuerpo se estremeció y le aleteó el alma. Y por un instante sintió que estrenaba vida. Se saludaron con un beso en la mejilla y, en el breve contacto, el olor de su pelo le devolvió el aroma de la infancia. Había jurado no llorar. Caminaron por el querido sendero del parque. Sus codos se rozaban apenas con el vaivén de los pasos lentos. Y sus manos temblaban por evitar el contacto prohibido. El sol deambulaba entre las hojas de los alerces y los pinos. Y el griterío de los niños colmaba el espacio de algarabía. El carrusel giraba loco: sonaba la ronda de San Miguel, donde todos cargan su caja de miel.
Y nos miramos. Tu cara brillaba con sudor de lágrimas. Y contuve las ganas de apretarte junto a mí. Pero mi mano sin gobierno, alzó vuelo a tu mejilla y la rozó como una pluma acaricia el aire mientras cae. Y me hundí en tus ojos con el sabor del encuentro y el dolor de la despedida. En un murmullo dije: No llorés, no llorés por favor…, que el agua no nos borre, que alguno pueda quedarse con la mejor versión de nuestras vidas. Solté tu mano y sin volver la mirada comencé el regreso.
Corté la última rosa del jardín y al cerrar la puerta mis manos doradas, apagaron su luz.
Marta
Y yo respiro – De Saturno a Neptuno – Marta Viñes Jimeno
El tiempo no existe y yo no olvido.
Y YO RESPIRO es el último poema del libro «De Saturno a Neptuno», de Editorial Cuadranta.
Marta Viñes Jimeno (Madrid) Poeta, docente y divulgadora. Está convencida de que la vida es hecho poético y de que la poesía no reside únicamente en el poema. Marta aspira a no dejar indiferente. Idea que vuelca en su poesía. Su mirada poética nos invoca a osar vivir consciente de que vivir es un asunto urgente.
El espejo que tiembla – Bar de Fondo Cultural
Con Gabriela Cabezón Cámara y Dolores Reyes en Bar de Fondo Cultural.
Encuentro «El espejo que tiembla», Escritoras leyendo Escritoras
Dolores leyó un capítulo del libro «Las niñas del naranjel» de Cabezón Cámara.
Gabriela leyó un capítulo del libro «Miseria» de Dolores Reyes.
El fluir maravilloso – Alejandra Laurencich
Le doy las gracias a Alejandra Laurencich
por permitirme compartir con ustedes su cuento
«El fluir maravilloso»
Además les comento que su último libro
«El día menos pensado», editado por Alfaguara en 2022, ya está en las librerías.
El fluir maravilloso
Barro el living. Miro por la ventana. Más allá del jardín opaco, donde mi perra cojea alrededor de su plato vacío, hay unos obreros que trabajan. Los veo moverse a través del vidrio esmerilado del portón de calle. Los obreros emparchan el hueco de unas baldosas rotas en la vereda. Aunque es sólo la sombra de un cuerpo la que veo encogida, agachada, y dos las que la enmarcan. Dos obreros de pie, mirando al tercero hacer el trabajo, alentándolo con una conversación animada. Cada tanto escucho sus voces, algún insulto, una risa que me daña. Continuar leyendo «El fluir maravilloso – Alejandra Laurencich»
La cuesta de enero
Oí decir que a lo largo de la vida se conocen muchas máscaras y muy pocos rostros. ¿Cómo pega esta idea con las soledades y las indiferencias?
Este presente lleva a la imperiosa necesidad de hacer estallar en el afuera lo que llevamos encorsetado en el adentro.
Que se vengan los ruidos para tapar pensamientos, sentires, huecos.
Diciembre es un mes en el que la algarabía se vuelve obligatoria; y el estruendo, condición necesaria. Lo ineludible para que advenga el futuro esplendoroso. La cultura lo impone, y ha cumplir se ha dicho. A adorar el falicismo del dinero. A gastar lo que sea en busca del reconocimiento tan necesario en tiempo de balances.
Y la cuesta de enero quedará como resto del carnaval decembrino.
Porque nada es suficiente para ocluir, atontar la mente y acorazar los sentidos.
Que la falta no se haga presente. Que podamos, por un segundo al menos, vivir la tan añorada completud. Que gocemos, por un instante, de la amada perfección.
Y, sobre todo, que olvidemos lo más rápido posible la madera, los clavos y la cruz.
Marta
Palabras
La Tierra tiene sus vetas la humanidad la palabra
Mariel Monente