Abrazo

Quédate con una pequeña chispa,

(…) mientras la tengas podrás volver a encender el fuego.

Charles Bukowski

 

A tu lado sobraba la luz. Cada instante tenía sabor a eternidad. Cada abrazo nos fundía, ya no más tú ni yo. Y quedábamos flotando en la etérea trampa del amor, en el espeso mar de la agonía. En un éxtasis de embrujo lamido poro a poro.

El fuego duró el tiempo en que creímos habitarnos. Después la calma. Esa que llegó cuando por primera vez nos advertimos diferentes. Sin embargo, al encontrar en vos una partícula de mí, seguí en la ronda del juego. Y jugué y seguí siendo. Me dejé la coraza. Respeté la tuya.

Nos permitimos el abrazo en la temporaria necesidad de completud. Y nos soltamos y seguimos siendo.

 

Marta

Un día como tantos

Un día como tantos. Nada especial para guardar en los recuerdos. ¿Si te extraño? No puedo contestarlo,  lo sabés muy bien. Ayer por la tarde me llamó con insistencia. No la atendí.  Me dio pena. Supuse que en el cuadrilátero en que desarrollan sus vidas habían  tenido otro asalto. Y ella había perdido por knockout. No sé que ganan con esta situación.  Y yo siempre en el medio.  A veces de sparring y otras de juez. Depende del momento. Por eso te digo basta, y es… la décima vez por lo  menos que te lo digo. Fijate en el celu. Ahí te mandé una selfie. Mirá por si no lo creés:  cuelgo los guantes. 

 

Marta 

 

Alejandra Kamiya

«Todas las mujeres tenemos un secreto, desde niñas. No importa de qué esta hecho, nos constituye, como nos constituye la espera y el silencio.

Hablaste de una infancia en el campo. Una mudanza a la ciudad para ir al colegio. Una carrera como crítica de música. Algunos amores. Pero todas estas cosas parecían detalles cuando nos sentábamos en el balcón frente al paisaje.»

 

 

Del libro «Los árboles caídos también son el bosque» de la exquisita Alejandra Kamiya.

 

 

Un día más

Otra mañana igual. Nos saludamos con un beso de costumbre, pasaron mil años desde el último verdadero. Te afeitás, tomás un café de pie, recogés tu portafolio y te vas dejando una estela de almizcle en el pasillo.

Canto en un murmuro y me doy los buenos días en el espejo. Peino mi cabello en un rodete bajo, me pongo rubor con el labial rosado. Dudo si llevar aros, a veces se nos enredan en la almohada. Pruebo con los cortos dorados, con los largos negros. Me decido por las argollas pequeñas de plata. Abotono sin prisa la blusa roja que tanto nos gusta. Mis ojos se iluminan. Los entrecierro. Aspiro profundo, y la distancia se llena con el aroma a lavanda de tu cuerpo. Sonrío. Mi boca se anticipa saboreando el encuentro.

 

 

Marta 

Los años y los vientos – adelanto

arte de tapa de Los años y los vientpos

Ya esta en la imprenta mi nuevo libro «Los años y los vientos». Les adelanto el arte de tapa un trabajo excelente de interpretación de los textos que lo integran.  Habla del talento de sus autores Valeria Lafón y Daniel D´Agostino del estudio fotográfico Diafragma 4. Y de Christian Cortalezzi diseñador de la cubierta. 

Me impactó al verla y me alegra poder compartirla.

 

 

Último

Caminaba devorando las veredas. Su pamela blanca peleaba con el viento.

Un suspiro le asomaba en la boca. Los labios entreabiertos soltaban un nombre que se deshacía en el aire. Jadeante llegó a su lado. Alzó el brazo. Rozó su hombro con los dedos. Él giró. Y al mirarla ella supo que era la última vez.

 

 

Marta